miércoles, septiembre 29, 2010

UN RELATO DE AMOR, VIDA Y MUERTE
  • El olvido que seremos es una obra de excepcional sensibilidad en que un hijo exorciza su desconsuelo por el asesinato de su padre.
Héctor Abad, escritor y columnista nacido en Medellín hace medio siglo, galardonado en el año 2000 con el Premio de Narrativa Innovadora de la Casa de América de Madrid, aclara que escribió este texto como un “homenaje a la memoria y a la vida de un padre ejemplar” (p. 274).
Coincidente con ese objetivo, la obra está escrita desde el punto de vista de los que reciben las balas, no desde la perspectiva de los sicarios, pues el acribillado es el padre del autor, un médico, ensayista, político y especialista en salud pública asesinado por los paramilitares en represalia por su lucha en favor de la equidad y los derechos humanos.
El día de la muerte del padre (25 de agosto de 1987), el escritor llegó al lugar del crimen minutos después de ocurrido. Lo encontró ya muerto. Lo besó y en los bolsillos de su progenitor encontró un papel en que estaba transcrito un verso de un soneto atribuido a Jorge Luis Borges sobre la transitoriedad de la existencia humana y que sirve de título a este libro: “Ya somos el olvido que seremos. El polvo elemental que nos ignora...”.
El hijo-autor ha declarado que desde que mataron a su padre supo que tenía que escribir sobre su figura, a la que amó más que a todas las cosas de este mundo; al extremo, nos dice en el relato, que “un día tuve que escoger entre Dios y mi papá, y escogí a mi papá” (p. 11).
Sin embargo, el dolor era tal –continúa– que debió recurrir al antídoto del tiempo para sortear los riesgos de crear una obra lacrimosa. Y esperó veinte años. El resultado ha sido una narración, en primera persona, que, aunque su tono puede hacer llorar, soslaya con éxito cualquier cursilería.
Antes de ser un texto de ficción es un ejercicio de la memoria. Un acto de resistencia contra el olvido o, al menos, el pronto olvido. Es una narración prodigiosa de una infancia y una adolescencia felices bajo el cariño del padre, un retrato de la sociedad colombiana y una crónica cotidiana de cómo surgió y creció la violencia en ese país.
El olvido que seremos es un libro testimonial, auténtico, lleno de influencias proustianas. Aunque el desenlace es terrible, curiosamente no es un libro triste ni derrotado. Está lleno de pasión y vitalidad.
La tolerancia es otro valor presente a lo largo del relato y se muestra, en particular, en la narración del diario vivir de la familia del asesinado, burguesa como tantas otras que, no obstante sus inmensas diferencias (la madre es católica tradicionalista y el padre es liberal y anticlerical), gracias al respeto mutuo y al amor que se tienen, sobrellevan sus contrastes en armonía, a diferencia de lo ocurrido en Colombia.
El mejor resumen del libro que he encontrado dice que su relato es una historia hermosa, trágica e intrigante del amor de un hijo hacia su padre, cuya vida y muerte es el eje central de esta obra; criterio que comparto plenamente .
Publicado en Revista Capital N°285 de septiembre de 2010 (p. 141).