lunes, septiembre 08, 2008

NOVELA NEGRA
  • La irrupción de la novela negra desplazó la literatura social y mostró que a través de ella se puede hablar de corrupción, violencia política, dinero y valores, y hacer una novela con intriga y buen ritmo (R. Piglia).
Entré a la librería Metales Pesados sólo con la intención de hurgar en sus mesones, tal como lo he hecho centenares de veces. Al ver el vendedor el desorden que iba dejando, avanzó hacia mí mientras tomaba un ejemplar. Esta es una joyita. La Revista Ñ (suplemento literario del diario Clarín de Argentina) la catalogó dentro de las mejores novelas policiales, me dijo al pasarme el libro. Miré la tapa: El secuestro de miss Blandish, de Hadley Chase. No conozco al autor, le dije con un aire de no estoy ni ahí con este tipo de literatura, si es que se le puede llamar de ese modo. Es que se trata de un seudónimo –continuó el vendedor–. Este inglés se llamaba René Babrazon Raymond… Murió en el 85, agregó para darme tiempo a que abriera mi mente. No me suena para nada, insistí. Claro, lo debes conocer por sus otros seudónimos: James L. Docherty, Ambrose Grant o Raymond Marshall, apuntó dándome nuevamente tiempo para que abandonara mi torpe cerrazón. Por eso debe ser, mentí, pero entonces con algo de vergüenza. Como desconfié de la imagen que estaba proyectándole al vendedor, opté por comprar el libro.

Partía fuera de Santiago y al momento de cerrar mi maletín eché la novela dentro de mala gana. Antes de apagar la luz me pregunté cómo será esta joyita. Avancé ochenta páginas como si nada. Desperté temprano y sin esperar el desayuno me lancé nuevamente sobre ella. Por algo un par de veces esa historia ha sido adaptada al cine y al teatro. Narra el brutal secuestro de una joven heredera por parte de una banda dirigida por una pareja de sicópatas: madre e hijo.

A pesar de que fui virtualmente abducido por este libro, mantuve mis prejuicios sobre este género también conocido como novela negra. Este encuentro accidental me hizo detenerme en un comentario encontrado en mi siguiente lectura: Respiración artificial, la obra magna del argentino Ricardo Piglia, donde alaba la potencialidad de la narración policial. Inquieto por esa afirmación, busqué alguna entrevista de Piglia donde explicara con más detalle esa hipótesis. Encontré una donde, al ser consultado Piglia si a través de la novela policial era factible retratar la realidad, respondió: El género policial es extraordinario. Desde Poe, se captó la idea de ver la sociedad desde el crimen y el delito… En América Latina y en Argentina, …varios escritores se hicieron cargo de esa tradición, como Soriano, Taibo, el mismo Bolaño. En ambos momentos, se deja de lado la literatura social sin que eso suponga caer en la vieja tradición de contenidos políticos correctos. Se puede hablar de corrupción, violencia política, dinero y valores, y hacer una novela con intriga y buen ritmo (http://elvientre.wordpress.com/).

Este aspecto destacado por Piglia también explica el éxito, por ejemplo, de Osvaldo Soriano (A sus plantas rendido un león), Patricia Highsmith (El talento de Mr. Ripley) o Roberto Bolaño (2666). Aventúrese usted con cualesquiera de esas novelas, yo ya lo hice, y comprobará cuánto le deberá también al vendedor de Metales Pesados.

Publicado en Revista Capital N°236 de septiembre de 2008, p. 136.