viernes, agosto 07, 2009

EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS
  • El francés Philippe Claudel desvela los demonios y fantasmas de un pueblo austríaco luego del exterminio judío.
Con Almas grises, su primera novela, Philippe Claudel (francés, 42 años) consiguió varios premios literarios y con El informe de Brodeck, su última novela, sigue la cosecha. Antes que un relato comercial más sobre la ignominia que significó el exterminio judío, El informe… es un agudo y sensible estudio de las flaquezas humanas, que tienen al miedo como percutor de las acciones más bajas y vergonzosas. También esta novela enfrenta al lector a temas sustanciales como el amor, el odio, el perdón, la traición, la brutalidad y la bondad.

La trama se desarrolla en un pequeño pueblo perdido en las montañas austriacas, al año siguiente de finalizada la Segunda Guerra Mundial: los lugareños han asesinado a un extranjero que se instaló entre ellos y que apodan Der Anderer, (el Otro, en alemán). A la par que encargan a Brodeck, que fue el único que no supo ni participó en el crimen, que escriba un informe “para que quienes lo lean puedan comprender y perdonar”.

Brodeck es un hombre que vive la tragedia personal de readaptación tras su paso por Auschwitz. En paralelo a la redacción del informe de ese asesinato, y posiblemente a modo de terapia instintiva, Brodeck va relatando su propia vida: A los cuatro años se encontraba solo y rodeado de cadáveres delante de su casa en ruinas cuando aparece Fédorine, una mujer judía que huía de los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial. Al verlo, ella lo acarició y le tendió una manzana roja, antes de subirlo a la carreta. Fédorine lo adoptó y le enseñó un viejo dialecto alemán parecido al yiddish. El pueblo que finalmente los acoge en esta diáspora, apadrina a Brodeck financiándole sus estudios en Berlín, donde conoce a una estudiante húngara (Emélia), con la cual se casa. Concluida la ceremonia del matrimonio, de inmediato regresan a su pueblo, pues los nazis recorren la capital en busca de judíos, sin aquilatar que la Wehrmacht y las SS también llegarían a ese pueblo montañoso y que –entonces– Brodeck no sólo sería el único afuerino sino que sería un Fremdër Schmutzig (un sucio extranjero). El miedo lleva a la delación. Brodeck sobrevive a Auschwitz porque allí perdió toda noción de la vida y de la dignidad. Vivió como un animal, obedeciendo y conformándose al horror. Al regresar de ese infierno es recibido con recelo. Pero la prueba más horrenda le acechaba en su hogar. Su bella Emélia permanecía en la ventana con la mirada perdida más allá del horizonte. Igualmente lo esperaba una ignota niña de cuatro años. ¿Su hija? Y Fédorine sollozaba. Alguien le contó la verdad. Los hombres que lo conocían, incluso algunos de los que se decían sus amigos, la habían violado.

Mientras tanto, Der Anderer arrienda una pieza en la fonda y paga tres meses por adelantado. No habla con nadie y solo sonríe. El Otro, un eximio retratista, inaugura en la fonda una muestra de los trabajos realizados durante su estadía. En cada retrato capta el alma de esos pueblerinos, logro que será su propio golpe de gracia, pues esos dibujos descorren el velo de las caras de los aldeanos, como si éstos estuviesen frente a un espejo. Así, en esos rostros unos ven envidia, cobardía; otros, adulterio, delación.

Al finalizar la lectura de El informe… comprendí a aquellos que apuntan al autor como uno de los escritores europeos del momento. Son muy pocos los que como Philippe Claudel son capaces de contar las historias más duras, descarnadas y reales, convirtiéndolas en bellos relatos.
Publicado en Revista Capital N°258 de agosto de 2009 (p. 119).