martes, junio 05, 2007

NEVA: ECONOMÍA DE MEDIOS
  • Dejémonos de cuentos: en el buen teatro ni mil marionetas y escenografías espectaculares sustituirán a un buen texto.
Soy un aficionado del teatro (no digo fanático porque ese calificativo tiene mala prensa). Fue gratificante ver Neva (http://www.montajeneva.blogspot.com/). Escrita y dirigida por Guillermo Calderón (36 años), ganadora del Premio Altazor 2007 en dos categorías: Mejor Dramaturgia y Mejor Dirección; y además seleccionada por la crítica como la mejor obra del 2006.
La historia es simple: tras la muerte Antón Chéjov, Olga, su esposa se traslada a San Petersburgo para seguir con su exitosa carrera teatral. A esa ciudad llega en medio de la turbulencia revolucionaria, el día que las tropas zaristas asesinan a cientos de opositores. En el teatro, ubicado frente al río Neva, Olga espera al resto del elenco para el ensayo general de El Jardín de los Cerezos. Sólo llegan dos actores. A ellos les habla de su culpa por no haber estado junto a Antón durante su enfermedad, obsesión que la paraliza y no le permite actuar. Intenta superar su sequía histriónica pidiéndole a esos actores que representen la muerte de Chéjov.
Neva es una obra que se desenvuelve en tres planos temporales que -en forma permanente- se intercalan: pasado (la muerte de Chéjov), presente (sobre las culpas y las equívocas aspiraciones sentimentales de Olga) y futuro (acerca de la sobrevivencia del teatro y de su relación con la política).
Es tal la fuerza del libreto -y dejémonos de tonterías, en el buen teatro ni mil marionetas y escenografías espectaculares sustituirán a un buen texto- que se olvida la incomodidad de los asientos de la sala del Centro Mori (¡qué avaricia la de sus dueños!).
Sólo resulta impostado el contenido del monólogo final, vociferante, casi hollywoodiano, pero que gracias a la extraordinaria solvencia de la actriz Paula Zuñiga (Masha), se hace digerible y no desmerece la obra.
La economía de medios que caracteriza el montaje minimalista me recordó la asombrosa puesta en escena que nos brindó el genial Peter Brook con El Gran Inquisidor el pasado mes de enero.
Esta similitud no es fortuita. El hecho que Trinidad González (Olga -ganadora del Premio Altazor 2007 a la Mejor Actriz-) haya seguido cursos de perfeccionamiento en Nueva York e Italia; que Paula Zúñiga los haya realizado en la India e Italia; y, que su director posea un posgrado en The Actors Studio de Nueva York y cursos de perfeccionamiento en California, no es casual al éxito de la obra. Claramente se está en presencia de uno de los beneficios de la tan mentada globalización.
Está claro que en Neva todos los partícipes, incluido el último personaje Aleko (Jorge Becker), ponen sus conocimientos y pasión en beneficio de la misma.
Ahora que su presentación se ha extendido hasta julio, si no vas a verla será problema tuyo, pero luego no te quejes. Al salir, cruza la vereda e instálate en la barra del Etniko para tomar un refrescante mojito mientras saboreas una tabla de sushi fresquísima al compás de la buena música a que nos tiene acostumbrado su DJ.
(Publicada en Revista Capital, Nº204, abril de 2007, p. 120)

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